diumenge, 5 d’agost del 2018

Lactar en cuerpo y alma



¿A qué sabe el amor? ¿A qué huele? ¿Qué sonido tiene? ¿Se puede tocar?
El amor primordial y visceral que todo hombre y mujer experimenta al comienzo de su vida, sabe y huele a mamá; el latido de su corazón y su voz son música para los oídos de un recién nacido y su piel es el mejor lugar donde yacer.
El cuerpo de mamá ha sido, es y será siempre el mejor hábitat desde donde el recién nacido puede, poco a poco, adaptarse a la vida fuera del útero.
El cuerpo de mamá es el lugar que no solo permite crear una nueva vida sino hacer que sobreviva y se desarrolle saludablemente como individuo y como ser social.
Por un bebé nada tiene sentido excepto el cuerpo de mamá y allí tendría que permanecer hasta que su maduración le permita volar con sus propias alas.
El parto fisiológico y la lactancia, como también menstruar o criar con apego, entre otras cosas, nos recuerdan nuestro pertenecer a la naturaleza. Estos acontecimientos, que forman parte de nuestra vida sexual y reproductiva, son aspectos que están intrínsecamente escritos en nuestra biología femenina.
Privar a una mujer de experimentar plenamente y saludablemente estos acontecimientos, sin una justificación real, por motivos fútiles, por capricho o porqué la medicina moderna se superpone con soberanía sobre la naturaleza, equivale a privarla de un trocito de su “ser mamífera”.
Generalmente esta privación conllevará inconscientemente a unas compensaciones guiadas por el intelecto que, en muchos casos, distancian aún más la mujer de su programa biológico interno y por lo tanto crean desconexión con su propio cuerpo, con su propio ser y sentir.
¿Vivimos realmente en acuerdo con lo que llevamos escritos en nuestra biología? Mucho más de lo que imaginamos rueda entorno al grado de desvinculación con nuestra naturaleza, desde la salud psicofísica y emocional individual hasta la paz en este mundo.
La inteligencia humana tendría que ponerse al servicio de nuestra biología sin prevaricarla, cuando esto sucede pasan cosas maravillosas, porque todo lo que hacemos tiene como base la integración de cuerpo, mente y espíritu.
 El patriarcado nos ha hecho creer que solo existe una forma de supervivencia que es la sumisión del débil, la lucha, la insensibilidad, etc. la naturaleza en cambio nos anima a la conexión con nuestro ser, a la escucha de nuestro sentir, a la cooperación. Por esto es importante no distanciarse mucho de este gran eje, que nos sigue guiando des de tiempos inmemorables, solo así podremos  mantener vivo el espíritu del amor, de la no violencia, etc. 
A veces tengo la sensación que estamos vendiendo a la razón algo que no entiende razones, porqué los procesos fisiológicos como menstruar, parir y lactar son actos de manifestación de nuestro lado más salvaje y primitivo, son oportunidades para volver a conectar con nuestra esencia…y esto a veces duele, porqué hay que volver a tejer, casi des de cero, esta conexión interna perdida.
Parir y posteriormente lactar implica un gran esfuerzo, implica aparcar nuestro ego, implica desnudar nuestro cuerpo y nuestra alma, implica encontrase cara a cara con nuestro lado más terrenal. Volver a “lo salvaje”, a mi entender, no es volver atrás, no es retroceder, es más bien rescatar nuestra humanidad que, cada vez más, estamos vendiendo a la ciencia, a la medicina, sin escrúpulos, sin cuestionarnos donde está el límite de lo correcto e incorrecto .
La naturaleza tiene su inercia y gestar, parir y amamantar son actos extremos de poder y de creación.
Pensando en “súper poderes femeninos” mis reflexiones se dirigen automáticamente a la lactancia.
Durante la gestación y el parto la placenta actúa como paracaídas, es decir permite al bebé vivir y sobrevivir. Esta función, una vez la criatura está fuera y durante mínimo 9 meses después del parto (periodo conocido como “exterogestación”), se remplaza por la lactancia.
Podemos afirmar con toda seguridad que la lactancia materna actúa, entre otras cosas, como herramienta de adaptación al entorno (entorno estacional y climático, bacteriológico, emocional y cultural). La leche materna, de hecho, cambia y se adapta en función de las necesidades ambientales y del bebé.  
Esta alquimia silenciosa me fascina y cuanto más descubro, más me doy cuenta que invertir en lactancia materna es una inversión a corto, medio y largo plazo. La lactancia es el hilo conductor que ha permitido a los bebés humanos crecer sanos y proliferar hasta invadir el mundo. Me gusta pensar que, de alguna forma, la lactancia materna ha sido cómplice en la perpetuación y salvaguarda de nuestra especie.
Lactando las mujeres aprendemos a parar el tiempo y la leche es un flujo que sale de nosotras para volver a nosotras en forma de miradas y ternura.
Hemos subestimado la lactancia hasta el punto de creer que la leche de fórmula es igual de buena para alimentar a un recién nacido, aunque se haya demostrado lo contrario. La cuestión es que amamantar no es solo alimentar... La leche materna es medicina, es cura, es prevención, es bienestar psicofísico y emocional a largo plazo.
Si el mundo supiera que las mujeres tenemos, entre muchas cosas, el "poder" de producir literalmente "oro vivo" las farmacéuticas no se apoderarían de la salud pública, tal y como han hecho en estas últimas décadas.
Las mujeres hacemos magia con nuestros pechos  transformando los elementos esenciales en una alquimia silenciosa y transmitiendo sutilmente las bases sobre las cuales rige la esencia de la raza humana.
Amamantar es sinónimo de desarrollo neuronal, es homeostasis, es acompañar el despegue a la vida y es, en cierta forma, educar en paz para la paz. Este "continum" en la relación de madre/bebé proporcionará las bases primarias, los cimientos, sobre los cuales el bebé empezará a construir la percepción de su yo subjetivo y social.
Quien cuida y sostiene una madre lactante, quien permite que una mamá no abandone la lactancia precozmente, quien se esfuerza para investigar las maravillas de la leche materna, quien promueve la lactancia con pequeños y grandes gestos, contribuye a que este mundo se convierta (o se mantenga) un lugar digno de ser llamado hogar.
  

dijous, 1 de març del 2018

Març:Dona i mare

Marzo, por antonomasia el mes dedicado a las mujeres.
Desde hace más de un siglo, el día 8 de este mes, celebramos, o mejor dicho reivindicamos, la “igualdad” con los hombres.

La palabra “igualdad” fue acogida y repetida como un mantra de salvación, fue gritada, fue  utilizada como escudo y las mujeres de hoy le debemos mucho a todas nuestras predecesoras, que lucharon en nombre de la una sociedad más igualitaria y justa con el género femenino.

Personalmente, nunca he encajado con la palabra “igualdad”… me siento diferente que un hombre en muchos aspectos. Mi cuerpo de mujer, mi sentidos de mujer, mi cerebro de mujer, me enorgullecen…me enorgullece ser y sentirme diferente a los hombres y no lo digo desde el menosprecio, sino desde la alegría de ser diferente y desde la convicción que ser diferente es bueno, necesario y enriquecedor. 

Nuestro cuerpo, a simple vista distinto del cuerpo de un hombre, esconde muchas más diferencias. Nuestro cerebro y nuestro sistema endocrino no son iguales, nuestros sentidos varían según la fase de ciclo menstrual y reproductivo en la que estamos, todo esto y mucho más casi nunca se contempla.

Es cierto, no puedo negarlo, a lo largo de estas últimas décadas, las mujeres hemos avanzado bastante, obteniendo más libertades y reconocimientos, pero mi reflexión es ¿a cambio de qué? ¿Somos realmente libres o es una pseudolibertad la que vivimos?¿la igualdad de género nos libera o nos encasilla más?¿Caímos en estereotipos modernos del género femenino?

Hay mucho por hacer y transformar aún. Gracias a la lucha de pocas, salimos del rol puramente doméstico. Desde entonces nos adentramos en la “selva de la sociedad patriarcal” y ahí (aquí) nos tuvimos que conformar, adaptar y anestesiar en muchos aspectos para poder sobrevivir. 
Por puro espíritu de supervivencia nos cargamos, en buena parte, nuestra esencia femenina, vendiendo o silenciando nuestros dones y habilidades femeninas, dejándolos a la merced de otros… nos convertimos, sin darnos cuenta, en enemigas de algunos aspectos importantes de nuestra feminidad.  

A mi entender, la palabra “igualdad” fue enormemente tergiversada y en ciertas ocasiones utilizada por el patriarcado para inmovilizarnos y en esto, quizás, las mujeres también tenemos un poquito de responsabilidad…me refiero a que hemos aceptado adoptar hábitos y modelos puramente masculinos, los cuales nos han hecho desconectar de nuestro cuerpo, nos han hecho silenciar nuestra ciclicidad, nos han hecho anular ciertas características típicamente femeninas a cambio de ser “productivas” igual que los hombres. 

Y ¿qué pasa con el ser reproductivas? nuestro sistema reproductor es capaz de acoger, gestar, parir, nutrir un nuevo ser humano ¿os parece poco? 
Esta función por suerte sigue siendo exclusivamente nuestra, a cambio pero hemos de pagar un precio muy elevado: seguir siendo productivas… menuda trampa…

Muchas madres se encuentran bajo una enorme presión laboral/social. Esto genera a menudo un extremo malestar interno en las mujeres que no quieren trabajar durante el embarazo o quieren quedar-se con sus criaturas más tiempo de lo que por ley se establece.

Toda mujer que quiera cumplir con sus instintos biológicos tendría que ser alabada, apoyada.

Yo lucho a favor de un feminismo que vuelva a poner a las madres al centro, porqué las madres somos, siempre hemos sido y seremos uno de los agentes de cambio para una sociedad mejor, porque no gestamos sólo cuerpos, gestamos también almas y sensibilidad.


No sólo tengo la convicción sino argumentos, para creer que las madres somos promotoras e impulsoras de una sociedad ideal donde el AMOR finalmente se generará por pura fuerza de inercia.   

dimarts, 27 de febrer del 2018

Abans de ser mare i pare

El camí cap a una maternitat/paternitat conscient comença dins d’un mateix, comença amb el desig de fer-ho igual o una mica millor de com ho van fer els nostres progenitors amb nosaltres. En definitiva, hauria de començar amb el plantejament d’unes quantes preguntes i reflexions.
  • Quines són les meves arrels? Família més pròxima: Mare Pare Germans/es Avis (Donar a cada individu el seu lloc/reconeixement/ fer les paus/ acceptar-los /integrar-los)
  • Quins són el meus models? És a dir quines persones influeixen en com sóc jo ara? Quines sento que reprodueixo més? (auto anàlisi)
  • M’agraden aquests models? Sí /No       Què canviaria?
  • Què canviaria del que vaig rebre en quan a manera de néixer, criar i educar?

Fer net és la clau. Cal entendre i interioritzar que, com a persones adultes, tenim la capacitat de tornar a inventar la nostra vida, viure el present amb alegria i construir un futur que més s’acosta a la nostra essència.
Fer net no significa en cap moment oblidar o ignorar les nostres arrels, senzillament és donar a cada persona i/o esdeveniment el lloc que li correspon, transcendir, evolucionar, créixer.
Cuidar la salut física i emocional abans de ser mares i pares és imprescindible.
Uns bons hàbits per millorar la qualitat dels òvuls i de l’esperma podrien ser els següents:
Cuidar-se per poder cuidar. Estimar-se per poder estimar plenament. No podem donar el que no tenim.
Buscar equilibri emocional (tècniques naturals, respiració, yoga, cantar, ballar etc...)
Canvi d’hàbits alimentaris.
Higiene de la son.
Evitar ones electromagnètiques (mòbils, microones etc)
El paper de la dona en la creació d’un nou ésser  i el rol del pare són òbviament diferents i absolutament complementaris
La dona acull la llavor, l’engendra, no l’ofega, li dóna el seu calor, els seus nutrients, li ofereix un habitat favorable en el qual poder créixer fort i sana, en definitiva permet a la vida manifestar-se.
L’home planta la llavor, rega i abona la terra, la seva presència és imprescindible i necessària , es posa al servei de la terra (mare) la qual durant 280 dies aproximadament treballa 24 hores al dia creant una nova vida. El pare, per tan, metafòricament parlant protegeix la planteta de les intempèries, posa un bastonet perquè la planta creixi ben recta,  cuida la planta a fi que doni els seus fruits...

Dona i home junts, agafats de la mà i mirant el mateix objectiu. Anar “a la una” mantenint les pròpies diferencies i característiques personals és la base de l’equilibri sobre el qual es regeix la estructura basal que tots anomenem família.

diumenge, 24 de desembre del 2017

Navidad: mi versión


El olor de la paja, la luz de alguna vela, un asno, un buey, el “coc coc” de las gallinas medio dormidas, el respirar veloz de los conejos espantadizos y algunos cabritos mamando.
Afuera hace frio, pero ahí dentro se está bien. No se oye nada al exterior. Ya es noche.
El firmamento parece estar a la espera de algo, mirando desde arriba a la pequeña Tierra.
La noche no es tan negra, en el cielo hay una luz inusual, una de estas luces que aparecen muy raras veces. Con su estático movimiento tal luz llamó a reunirse los más sabios desde todos los rincones de la tierra, anunciando silenciosamente que algo mágico iba a pasar.
Los animales, espectadores nada indiscretos, asistirán sin saberlo a unos de los eventos más narrados y celebrados de la historia. Fueron ellos los acompañantes elegidos de Maria en la noche que dió a luz.
No había nadie con ella cuando todo pasó, pues su marido había ido a buscar una partera.
Ella sin embargo no se sentía sola.
Sentía estallar dentro suyo, la fortaleza de todas las mujeres que habían parido antes de ella.
Sabia que el cielo la ayudaba y que la tierra la sostenía.
Su instinto y confianza apagaron el miedo y pronto las hormonas se apoderaron de ella, guiándola en este baile a dos donde su pequeña criatura colaboraba como parte activa.
En esa solitud se sentía protegida, lejos de ojos indiscretos, lejos de practicas y costumbres con las que ella no se sentía cómoda.
Ya había visto parir, sabía que se podía, nunca dudó, la naturaleza se lo había mostrado.
Las contracciones eran cada vez más intensas y alternaba al sueño una vigilia de trance.
La paja resultaba muy blanda y cómoda para estirarse de costado cuando así lo necesitaba. A veces caminaba descalza sintiendo la energía de la madre tierra y cuando el dolor era más fuerte dejaba que saliera de ella, enviándolo al cielo en forma de canto y sonidos.
El momento de encontrar a su bebé se acercaba, ella lo sabía. Respiraba y se conectaba cada vez más.
Las olas que cabalgaba eran cada vez mas altas y en este punto, cuando ya el cansancio se manifestó, no le quedó otra que rendirse y dejarse llevar en las profundidades, ese imprescindible lugar donde tocar el fondo es sinónimo de coger impulso para volver a la superficie otra vez.
Aguas calientes brotaron de ella, puso sus manos entre sus piernas y notó asomarse la cabecita de su bebé.
En ese instante esa pequeña personita recibió de su madre su primera caricia y supo que en el mundo de allí fuera había amor y ese amor le impregnó el alma.
Las ganas de empujar que tenía Maria parecían pertenecer al mismísimo Diós, el corazón le latía muy fuerte, tenía calor, pero su cuerpo temblaba, se desnudó por completo, dejó la postura de cuatro patas y se puso de cuclillas, apretó una vez más y acogió su pequeño poniéndolo entre sus pechos.
Al cabo de poco, mientras la madre y su hijo se olían, miraban y enamoraban, el cuerpo de Maria siguió sin molestias haciendo su proceso, mientras que el cuerpo de Jesús se iba adaptando a los cambios, sin prisa, en contacto con su mamá, su mundo, su hábitat.
El cordón dejó de latir, la placenta ya había cumplido con su misión y ya podía abandonar suavemente el cuerpo de Maria.
Maria lloraba y reía a la vez, miraba fijamente a su hijo, tan frágil y poderoso.
Estaba algo dolorida, su barriga ya estaba vacía y se le hacia algo extraño, pero nunca se había sentido tan llena.
El establo olía a parto y la oxitocina ya había contagiado todos los mamíferos presentes, la sensación de paz y amor inundaba todo.
Cuando su esposo José regresó, el milagro ya había pasado y la partera se encargó de cuidar a Maria limpiándola y ofreciéndole algo nutritivo y ligero para que estuviera bien alimentada. Mientrastanto el pequeño ya mamava vigorosamente.
Los pastores del pequeño pueblo de Belén se enteraron de que una mamá había dado a luz y aunque fueran pobres, entre todos, compartiendo lo que tenían cuidaron de esa joven familia de forasteros. Y fue entonces cuando ese pequeño bebé de nombre Jesús experimentó la solidaridad, el compartir, la fraternidad, la bondad, la compasión, el respeto por las mamás y los recién nacidos, el respeto por la vida y eso se le quedó grabado en un lugar muy profundo de su alma.  
Cuantas cosas se pueden aprender nada más nacer…
Imagen:Parto Natural obra de Paco Arasa

dimarts, 12 de desembre del 2017

Nodrir les mares



Les mares són eines de transformació social...tots volem un món amb més pau, respecte, germanor, doncs comencem a alimentar tots aquests valors des d'allà on tot começa: el ventre matern.

Llegiu aquest article meu publicat a la pàgina web de Moment Gestalt de Martorell.

https://www.momentgestalt.com/marina-rinaldi-doula/

dijous, 30 de novembre del 2017

L'aranya que em va ensenyar a teixir

Quan era petita la meva fòbia més gran eren les aranyes (i els taurons).
Recordo perfectament que un dels meus malsons més recurrents era tenir una aranya dins del llit...la qual cosa m'imobilitzava literalment.

Els anys van anar passant i la nena va devenir noieta i finalment dona. Aquella nena va passar de ser filla a ser mare i el temps van curar fòbies i va brindar aprenentatges.

Ara fa 7 anys, aproximadament, vaig anar a viure en una casa on les aranyes "feien bastant la seva". N'hi havia de totes les espècies, colors i tamanys...va ser tot un repte per mi aprendre a conviure, més o menys pacificament, amb aquelles bestioles.

La qüestió és que alguna cosa inesperada va passar allà, durant aquella convivència inusual i forçada.

En el meu intent compulsiu de treure teranyines un dia, desesperada i cansada, em vaig parar a mirar com una d'aquelles criatures diminuta teixia silenciosament, de forma ràpida i metòdica, la seva xarxa. Em va fascinar.
Li vaig trobar elegància, senzillesa, perseverança, determinació, superació, connexió amb la seva saviesa instintiva... vaig provar un profund respecte per aquella insòlita "amiga" teixidora i en el moment en que la vaig honrar el meu pànic a les aranyes va desapareixer.

Anys més tard vaig entendre que amb aquella bestiola hi compartia i segueixo compartint moltes virtuts. La vida des de sempre m'havia estat enviant senyals i em va conduir, passet a passet, fins al meu lloc en aquest infinit univers...
El meu lloc és al costat de les dones, acompanyant-les en la seva transició de filla a mare i en cada transició que la maternitat comporta.
Em vaig agafar fort a la meva vocació i amb total confiança m'hi vaig entregar en cos i ànima.

I com les aranyes jo també teixeixo. Teixeixo benestar i serenitat, teixeixo vincles necessaris entre dones, teixeixo interconnexions màgiques, elàstiques i resistents alhora.

L'aranya no perd el temps en el seu teixir, no es perd en ximpleries, perquè l'aranya sap que la xarxa és la seva vida, la seva casa, el seu lloc en el univers.

Les dones també necessitem xarxa més del que ens pensem.
Un canvi social, que ens torni a donar el lloc que realment ens pertoca, és necessari.

De quin lloc parlo? Doncs d'un lloc simbòlic i alhora tangible, que ens posiciona ni a dalt, ni a baix, ni al costat de ningú... senzillament al centre...aquest és el lloc que cada dona hauria de tenir en aquesta societat, on desafortunadament la mirada segueix sent androgenica, patriarcal i capitalista.

I aquí, en aquest centre hem de tornar a posar, entre tots i totes, a les mares, punt de partida de cada nou ésser humà.

Mentre que per un costat seguim treballant per fer realitat aquest canvi social, hem de seguir treballant amb i per a elles, sostenint-nos, unides en xarxa, connectades físicament, virtualment, fins que la transformació esdevingui realitat.

És urgent apoderar les dones a fi que, des de aquest centre i connectades cada una amb el nostre propi centre interior, podem expandir consciencia i amor.


dimarts, 21 de novembre del 2017

Serenitat i acompanyament


Què entenem per serenitat i acompayament?

Perquè considerem aquests dos conceptes com ingredients fonamentals per viure una experiència de maternitat plena i positiva?

De tot això i molt més en parlarem en aquesta xerrada tot donant impuls a un espai de trobades regulars on aprendre compartir i créixer.